Por más de una década he trabajado fuera del circuito de la sala de conciertos bajo el lema de FLAUTA SIN FRONTERAS, llevando la música a aquellos que más lo necesitan y que muy a menudo no son capaces de asistir a conciertos formales. He tocado para los jóvenes, los viejos, los discapacitados, los desfavorecidos y a muchos de los que están en la cárcel. Las audiencias son gratificantes, cada uno a su diferente manera, pero para aquellos que no tienen su libertad es en muchos sentidos las más conmovedoras – uno nunca sale de una cárcel sin dejar un poco de corazón detrás.
¡ Ha tocado en todas las cárceles de la ciudad de México en varias ocasiones y he logrado conocer algunos de los presos muy bien! De vez en cuando, alguien se acerca a mí después de un concierto (afuera!) y dice “Te acuerdas de mí? Te conocí en tal-y-tal una cárcel y me dice que vienen a mis conciertos cuando salga!” Un par de años hice un recorrido por las doce cárceles en el estado de Puebla, que fue especialmente interesante ya que la mayoría de ellas eran muy pequeñas y estaban todos en el centro de las ciudades. Tristemente -y en todos los casos habia un pequeño número de mujeres que fueron encarceladas, todos viven en una sola habitación y sólo se les permite estar afuera durante media hora al día.
Ahora, cada vez que voy a una ciudad nueva intenti quedarme un día extra para dar un concierto en la cárcel más cercana. He tocado en una de las cárceles más duras “El Hongo” en la frontera entre Tijuana y Mexicali y más recientemente, cuando estaba en Oaxaca toqué en un centro de detención de los delincuentes juveniles bajo los auspicios de la Fundación Alfredo Harp Helú. Hay nuevas lecciones que aprender de cada uno – y al mismo tiempo siento la responsabilidad de traer no sólo música sino también esperanza y, ojala, un poco de inspiración.
En la semana antes de Navidad tuve la oportunidad de hacer un breve recorrido de los centros de detención en San Diego y Los Ángeles, organizado por los consulados mexicanos en ambas ciudades. Estas fueron las primeras carceles estadounidenses que había visitado y eran muy diferentes en muchos aspectos a lo que he encontrado en las cárceles mexicanas – por otro lado, la necesidad de música y esperanza es omnipresente no importa de qué país es la cárcel.
Después de mis conciertos regulares siempre voy directamente al publico para saludarlos – así, en los centros de detención, siempre que voy a saludar a todos los miembros de la audiencia: no basta con simplemente tocar y salir. Agregó que, como aprender todo lo que pueda acerca de cada instalación individual – también es importante para quienes trabajan en las prisiones, así.
En una cárcel me dijeron que no podía tocar a los presos (fue centro de detención de la mujer) y negocié que de menos pude darles la mano. Sin embargo, las mujeres indicaron que querían un abrazo por lo que les dije: “no estoy autorizado a abrazarte – pero pueden abrazarme me gusta!” y todas ellas lo hicieron!
Me han dicho que cierto número de consulados mexicanos en los Estados Unidos quieren organizar visitas similares y estoy deseando trabajar con ellos y hacer otra gira en la primavera. También iré detrás en las cárceles de la ciudad de México para reunirme con viejos amigos!
Para mí, fue una gran manera de terminar el 2015. Sentí que era un regalo de vacaciones a mí mismo y gratificante en muchos sentidos. Como músico, permite reforzar mi sentido de la narración a través del sonido de la flauta y temática propia. Le debo una gran deuda de gracias a los consulados generales de México en San Diego y Los Angeles para este regalo de Navidad muy especial!
Bienvenido 2016! Pregúntate a ti mismo en que puedes participar para mejorar tu comunidad !
Vea este vídeo para aprender más sobre Flauta sin Fronteras.
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